Comunicación cara a cara refuerza liderazgo de dirigencia política emergente
Durante la etapa de las protestas, la generación de relevo ha ido configurado un patrón de interacción con sus seguidores mediante contactos presenciales, alternándolos con diferentes plataformas en las redes sociales, a través de las cuales comparten mensajes con sentido de oportunidad, para brindar orientación e información en medio de la incertidumbre. El estimulo !!!
Al día siguiente de los ataques por parte de las fuerzas militares y policiales a los residentes de Los Verdes, en la urbanización El Paraíso, varios dirigentes políticos se presentaron a expresar su solidaridad a los vecinos. Conversaron con ellos y recorrieron los edificios, para conocer de primera mano lo ocurrido y ofrecerles el respaldo emocional que requería la comunidad tras los vandálicos sucesos en los cuales fueron violados sus derechos humanos y de propiedad.
La mayoría de los dirigentes que acudieron a expresar su apoyo forman parte del liderazgo político emergente fraguado en las protestas estudiantiles de finales de la década pasada, y que han tenido un claro protagonismo en las manifestaciones desde abril en Venezuela.
En su rol de líderes, han asumido una gestión comunicacional individual y grupal que, si bien ha sido identificada por el uso constante y oportuno de redes sociales, ha estado marcada especialmente por la interacción cara a cara y su participación en las manifestaciones como modelaje, presencia que tal vez en sí misma sea uno de los mensajes más poderosos que los ha distinguido.
Un día están en un foro con estudiantes universitarios, una noche interactúan en asambleas de vecinos, una mañana intercambian ideas con comunidades en los barrios, en otra jornada participan en conversatorios con grupos de discusión y frecuentemente conversan con quienes participan en las marchas. Todo ello sin contar con las intervenciones naturales tradicionales del oficio, como los debates en la Asamblea Nacional en los mítines de las concentraciones u otros espacios políticos.
Toda esta acción presencial la refuerzan con un uso constante de las facilidades de las redes sociales, cada vez con mayor preferencia de transmisiones en vivo desde sus propios móviles o de sus equipos de trabajo que les brindan soporte para mensajes que exponen en redes sociales. Twitter, Instagram, Facebook son plataformas que reproducen lo que presencialmente están haciendo, y de esta manera se amplifica el alcance de la faena cara a cara.
Tienen además presencia en los medios de comunicación, a través de entrevistas en programas radiales y de televisión, así como en portales digitales, especialmente. Algunos incluso escriben artículos de opinión en determinados medios.
Los estilos no son homogéneos y tampoco tienen habilidades comunicacionales del mismo nivel. Pero sí logran generar mensajes similares con frecuencia, dada la coordinación que mantienen entre sí, en reuniones y en chats de discusión e información.
El patrón de los contenidos, especialmente en los intercambios presenciales, tiene un alto componente de orientación. La gente necesita explicaciones sobre la estrategia que se sigue y los jóvenes líderes intentan explicar las razones por las cuales están impulsando las protestas, lo que tienen planificado hacer y tratan de brindar respuestas sobre lo que se aspira. Aunque no han desarrollado aún un discurso claro sobre el país que se quiere construir, sí expresan los objetivos que se buscan alcanzar con las movilizaciones.
Tratan de informar, en la medida de lo posible, los avances y logros alcanzados, y las acciones programadas en el corto plazo.
Han conseguido reflejar sentido de equipo, independientemente de la tolda política en la cual militan. La integración generacional de luchas e ideales compartidos les permite refrescar la narrativa unitaria que le ha costado más transmitir a los dirigentes de mayor trayectoria.
La energía y el compromiso le han facilitado a la dirigencia emergente generar motivación entre sus seguidores y mantener el ritmo entre los pares. Plantear retos se les hace expedito y abren espacio para el reconocimiento de la participación activa de los ciudadanos.
Un elemento clave ha sido la disposición a escuchar. Esa es la ventaja que les da su constante participación cara a cara en distintos ámbitos. De muchas de estas interacciones han surgido críticas válidas y sinceras que luego analizan. También ideas y propuestas que les permite innovar para presentar nuevas acciones y argumentos.
Lo más importante de todo es que los jóvenes dirigentes han logrado un reconocimiento que les agrega valor en su poder de influencia, incluyendo el que pueden tener ante los conductores políticos de mayor jerarquía. El liderazgo también se ejerce hacia arriba.
Al día siguiente de los ataques por parte de las fuerzas militares y policiales a los residentes de Los Verdes, en la urbanización El Paraíso, varios dirigentes políticos se presentaron a expresar su solidaridad a los vecinos. Conversaron con ellos y recorrieron los edificios, para conocer de primera mano lo ocurrido y ofrecerles el respaldo emocional que requería la comunidad tras los vandálicos sucesos en los cuales fueron violados sus derechos humanos y de propiedad.
La mayoría de los dirigentes que acudieron a expresar su apoyo forman parte del liderazgo político emergente fraguado en las protestas estudiantiles de finales de la década pasada, y que han tenido un claro protagonismo en las manifestaciones desde abril en Venezuela.
En su rol de líderes, han asumido una gestión comunicacional individual y grupal que, si bien ha sido identificada por el uso constante y oportuno de redes sociales, ha estado marcada especialmente por la interacción cara a cara y su participación en las manifestaciones como modelaje, presencia que tal vez en sí misma sea uno de los mensajes más poderosos que los ha distinguido.
Un día están en un foro con estudiantes universitarios, una noche interactúan en asambleas de vecinos, una mañana intercambian ideas con comunidades en los barrios, en otra jornada participan en conversatorios con grupos de discusión y frecuentemente conversan con quienes participan en las marchas. Todo ello sin contar con las intervenciones naturales tradicionales del oficio, como los debates en la Asamblea Nacional en los mítines de las concentraciones u otros espacios políticos.
Toda esta acción presencial la refuerzan con un uso constante de las facilidades de las redes sociales, cada vez con mayor preferencia de transmisiones en vivo desde sus propios móviles o de sus equipos de trabajo que les brindan soporte para mensajes que exponen en redes sociales. Twitter, Instagram, Facebook son plataformas que reproducen lo que presencialmente están haciendo, y de esta manera se amplifica el alcance de la faena cara a cara.
Tienen además presencia en los medios de comunicación, a través de entrevistas en programas radiales y de televisión, así como en portales digitales, especialmente. Algunos incluso escriben artículos de opinión en determinados medios.
Los estilos no son homogéneos y tampoco tienen habilidades comunicacionales del mismo nivel. Pero sí logran generar mensajes similares con frecuencia, dada la coordinación que mantienen entre sí, en reuniones y en chats de discusión e información.
El patrón de los contenidos, especialmente en los intercambios presenciales, tiene un alto componente de orientación. La gente necesita explicaciones sobre la estrategia que se sigue y los jóvenes líderes intentan explicar las razones por las cuales están impulsando las protestas, lo que tienen planificado hacer y tratan de brindar respuestas sobre lo que se aspira. Aunque no han desarrollado aún un discurso claro sobre el país que se quiere construir, sí expresan los objetivos que se buscan alcanzar con las movilizaciones.
Tratan de informar, en la medida de lo posible, los avances y logros alcanzados, y las acciones programadas en el corto plazo.
Han conseguido reflejar sentido de equipo, independientemente de la tolda política en la cual militan. La integración generacional de luchas e ideales compartidos les permite refrescar la narrativa unitaria que le ha costado más transmitir a los dirigentes de mayor trayectoria.
La energía y el compromiso le han facilitado a la dirigencia emergente generar motivación entre sus seguidores y mantener el ritmo entre los pares. Plantear retos se les hace expedito y abren espacio para el reconocimiento de la participación activa de los ciudadanos.
Un elemento clave ha sido la disposición a escuchar. Esa es la ventaja que les da su constante participación cara a cara en distintos ámbitos. De muchas de estas interacciones han surgido críticas válidas y sinceras que luego analizan. También ideas y propuestas que les permite innovar para presentar nuevas acciones y argumentos.
Lo más importante de todo es que los jóvenes dirigentes han logrado un reconocimiento que les agrega valor en su poder de influencia, incluyendo el que pueden tener ante los conductores políticos de mayor jerarquía. El liderazgo también se ejerce hacia arriba.
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