domingo, 13 de febrero de 2022
¿Ley humana o ley divina? Reflexión.
¿Ley humana o ley divina? Reflexión.
«Y estas son las leyes…que expondrás ante ellos».
Éxodo. Parashat Mishpatim 21-1
Los juristas afirman que…
He leído que grandes juristas reconocen que las leyes humanas tienen falencias, y es obvio que todos nosotros podemos apreciar como muchas de ellas son modificadas y «teóricamente mejoradas» con el correr del tiempo, los años, y en las diferentes generaciones. O en otros casos salen nuevas leyes, que dejan sin efecto reglas o normas que estábamos convencidos eran inmutables.
Y es que, llegados a este punto, se me hace necesario aclarar que jurista es toda persona que se dedica al estudio del derecho o lo ejerce como profesión.
Y justamente aquí, nos topamos con el primer nudo, ya que el jurista es una persona que, más allá de su conocimiento, estudio y méritos, que incluso siendo perito en la materia, tiene un entendimiento limitado, y condicionado o puede sentirse presionado por un combo de factores, sean externos o incluso internos, ya que él también se encuentra sujeto a una ideación en ocasiones oscilante o cambios emocionales que simplemente no puede manejar fácilmente y donde concluimos que nos encontramos frente a un simple ser humano, un ser de carne y hueso con obvias limitaciones derivadas de su intrínseca condición de finitud.
Ley de Hashem.
En sentido contrario, y opuesto a lo anteriormente expuesto, según la óptica judía, las leyes divinas son inmutables e infalibles y fundamentalmente eternas. Esto se debe a que emanan de la única conciencia superior y fuerza creadora. Y tomando el ya conocido ejemplo del inventor o fabricante de una cosa o máquina, él solo, sabe perfectamente los materiales que ha utilizado, como debe funcionar en forma perfecta y sus puntos débiles, y lo necesario y óptimo para su buen mantenimiento.
Resulta evidente que el fabricante o constructor es D’os.
Reflexión.
Hace algunos años atrás, un abogado judío con el cual tenía una relación comercial me decía: «todas las relaciones humanas con el tiempo se desgastan». De alguna manera, cualquier hombre o mujer, con el tiempo sufre cierto deterioro, y experimenta cambios. Y a lo largo de los años sufre cansancio o fatiga, y muestra sus límites en su tolerancia frente a diversos eventos y relaciones, y su capacidad de resistencia.
No cabe duda que la relación hombre-D’os es una relación asimétrica. Y todo lo que sale de la mente humana, siempre será relativo ya que es producto de un entendimiento limitado y sujeto en ocasiones a intereses que no siempre guardan sintonía con el respeto a la integridad de todas las personas y sus derechos básicos en el amplio sentido de la palabra. Y no siempre la norma está en concordancia incluso con la naturaleza física y la fisiología normal de todo ser humano.
Al llegar a este punto, se hace necesario otras definiciones tales como:
. Delito: acción que va en contra de lo establecido por la ley y que es castigado con una pena grave.
. Ley: regla o norma establecida por una autoridad superior para regular, de acuerdo con la justicia, algún aspecto de las relaciones sociales.
. Código: conjunto ordenado de leyes de un país, y aquí podemos distinguir el código civil que recoge las leyes que afectan a las personas, bienes, modos de propiedad, obligaciones y contratos, y por el otro lado el código penal que recoge las leyes que tienen que ver con faltas y delitos.
. Jurisprudencia: estudio y ciencia del derecho que trata sobre el conjunto de sentencias, decisiones o fallos dictados por los tribunales de justicia o las autoridades gubernativas.
La ley de la Torá. Final.
Sin ser perito en la materia, y pidiendo disculpas si al abordar el tópico he cometido algún error, cualquier especialista que quisiera podría comentar o rectificar conceptos, … lo que no cabe duda es que la Torá (enseñanza y luz) de Moshé Rabenu (el Pastor Fiel) más allá de ser un libro de historia, es un libro que contiene como objetivo legar enseñanzas morales para todas las generaciones, y un conjunto de leyes que establecen el deseo divino de cómo deben ser las relaciones entre el hombre y su Creador, y del hombre y su prójimo.
No cabe duda que el Jumash o Pentateuco, el Talmud, y la Halajá o ley judía se ocupan de ser lo que hoy denominamos un GPS, o un sistema guía, o si se quiere una brújula, para que el hombre pueda saber cómo conducirse en muchas ocasiones en los tormentosos mares de la existencia.
Sin ese «norte», nos encontraríamos perdidos en un mundo material alejado de la divina presencia y marcado por una cruel y persistente lucha del hombre contra el hombre, motivado solo por intereses egoístas (subsistencia, deseos, competencia y ansias de poder, dominación y riqueza) y obviamente, y, a fin de cuentas, solo responderíamos y accionaríamos fogoneados por un instinto primitivo y reptiliano que nos acercaría más a la escala animal alejándonos de nuestra peculiar condición humana.
Según el midrash (conjunto de relatos recolectados de diversas fuentes), la Torá fue creada antes de que D’os creara el mundo, para servir de modelo o plano del acto creativo. Por otro lado, en el Lejá Dodi (cántico que entonamos al comenzar el Shabat) dice: «sof maase bemajshaba tejilá» que traducido es: lo último que se hace, es lo primero que se pensó hacer. Y esto se refiere a que toda la creación del mundo tenía como finalidad hacer primero la casita o el hábitat donde pudiera habitar Adam y Javá. El hombre fue creado el viernes y en último lugar, y por este camino distanciarnos de los evolucionistas, ya que el hombre no es un mono mejorado, aunque en ocasiones si nosotros nos alejamos de la Torá, podríamos semejar o parecernos a estos animales.
El ser humano es un mundo en pequeño, y refleja y alberga en su nivel las emanaciones o potestades que también manifiesta el Todopoderoso. Entonces, para concluir, cada persona debe repensar las diferencias entre la ley humana y la ley divina, aunque nosotros los hebreos nos sometemos a las leyes del reino donde habitamos.-AURORA.-.Dr. Natalio Daitch...
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