Claro, mi querida Regina. No solo conocí a Myrna Hernández, la quise mucho. Cuando sus hijos y mis hijos estaban pequeños salíamos los días que estaba yo libre del periódico a pasearlos a los parques. Créeme que me ha sorprendido y entristecido porque siempre fuimos muy amigas y aun cuando este correr de nuestras vidas, no nos deja frecuentar a los que si queremos, siempre la seguí estimando y respetando. Paz a sus restos y resignación a sus hijos. Ella, sincera y consecuente logró que se estrechara más nuestra relación.
Lamento infinitamente, esta noticia, que aún siendo de varios meses atrás, afecta igualmente. Yo si extrañaba que más nunca la volví a encontrar, pero como tantos en este país, vamos y venimos y en mi caso,hasta me aislo, pensé lo mismo de ella. Así es la vida, nos vamos sin aviso y sin protesto.
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