sábado, 27 de febrero de 2021
Parashat Tetzavé
Los disfraces de Purim y las ropas sacerdotales
Este año la parashá Tetzavé coincide con Shushán Purim, la festividad que se celebra únicamente en ciudades amuralladas en recuerdo a lo que nos relata la Meguilá (Ester 9:20-22) que dice que los judíos preponderaron sobre sus enemigos el 13 de Adar, y el 14 festejaron para celebrar la victoria en todo el imperio. Pero en Shushán, la capital del antiguo imperio persa, la batalla duró un día más y la festividad no fue celebrada sino hasta el 15. Por eso únicamente en Jerusalén este año, se sacan y leen dos Sifrei Torá y se dice la invocación "Al Hanisim" – por los milagros en las plegarias y en la oración de gracias después de la comida.
En todas las sinagogas del mundo sin excepción leeremos: "Y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de .A.", (Shemot, 28:30), consagrando la lectura a los cohanim, los sacerdotes que dedicaron sus vidas al servicio en el Templo.
Un detalle interesante es notar que por primera vez en la Torá el nombre de Moshé no se menciona ni una sola vez, aparte de la narración en primera persona del libro de Devarim. Sí, se hace referencia más de 30 veces a Aarón, el Sumo Sacerdote recién nombrado. La lección que podemos aprender es que el liderazgo es tan enriquecedor como intemporal y universal y no tenemos pretexto para echar de menos a quienes ya no están para que resuelvan nuestros problemas. Tenemos que resolverlos solos. En la parashá podemos observar la transición entre personas con estilos de personalidad distintas para satisfacer las diversas demandas de nuestras realidades sociales y políticas. Mientras que Moshé fue el líder que nos llevó de la esclavitud a la libertad, Aarón y sus descendientes se convertirían en los líderes que nos llevaron del azar de la vida desestructurada a un enfoque en la observancia de las mitzvot de servicio. Cada uno poseía rasgos adecuados a las demandas que estaban destinados a cubrir en los que les tocó.
“Serás un reino de Sacerdotes-Cohanim para comprender y enseñar a toda la raza humana la necesidad de la invocación en el nombre del Señor, para que puedan servirle juntos ... Porque de Sion saldrá la Torá (para el mundo)”, enseña el comentarista Sforno.
Esta herencia también refleja los valores que impulsan a los líderes hacia adelante en su difícil misión.
Para el pueblo judío en su conjunto, la búsqueda de lograr el bien se define en los logros para la comunidad y el sistema de valores que pretendemos defender. Incluso nuestros desacuerdos pueden ser una expresión de nuestra búsqueda interna de las preguntas correctas para hacer, a medida que aprendemos de la Torá.
Siempre las diferencias de enfoque y los desacuerdos nos sirvieron para nutrirnos y crecer. Elu Veelu Divrey Elohim Jaim, estas y las otras opiniones son las palabras divinas que se harán norma por la decisión de la mayoría de los legisladores. Cuando los líderes se esconden bajo su caparazón y se niegan a discutir abiertamente sus puntos de vista, anquilosan e imposibilitan la dinámica vital de nuestro pueblo y se alejan de la posibilidad de convertirnos en un reino de cohanim. Se esconden bajo sus disfraces que no cubren sus vergüenzas. Esperan que los líderes del pasado les den soluciones al presente, cosa que a toda vista es imposible. Las decisiones que toman en esas condiciones, pueden llevar a la muerte de ellos mismos y de sus seguidores.
La parashá nos invita a preguntarnos en estos días de Purim: ¿Por qué la vestimenta prescrita es tan crucial para el servicio? ¿Qué impacto tiene la ropa en una persona? ¿Hay un mayor significado para la increíble precisión con la que los cohanim deben vestirse?
Una primera respuesta muy simple es que incluso aquellos de nosotros que no nos ponemos las ropas y el esplendor del Cohen en el templo, debemos actuar y vivir como si estuviéramos, vestidos con ropas sacerdotales para dar santidad a nuestra labor, en todas partes, en todo lo que hacemos, en cualquier lugar del mundo.
Paradójicamente estos son días en los que los judíos usan disfraces, y máscaras, costumbre que no se menciona en el Libro de Ester. No hay indicios de que alguien se haya disfrazado para Purim en la Mishná, el Talmud o en la literatura de los Gaonim. La práctica tampoco se menciona en los escritos de Rashí y Maimónides en la Alta Edad Media. Así que ¿de dónde viene? La primera referencia a disfrazarse en Purim se encuentra en un poema del escritor judío provenzal Kalonymus ben Kalonymus en el siglo XIV. Kalonymus evidentemente aprendió la práctica mientras vivía en Roma. Tanto él como muchos rabinos posteriores se mostraron críticos con los disfraces, probablemente porque la costumbre parece haberse originado en la práctica italiana a partir del siglo XIII, de celebrar carnavales en los días previos a la Cuaresma que ocurren pocas semanas de distancia de Purim. Con el tiempo, la tradición de disfrazarse de Purim se extendió desde Italia a otras comunidades judías de todo el mundo, a pesar de que los rabinos a menudo seguían siendo críticos con la práctica. Entre otras razones porque se unía a los excesos de bebida de la fiesta y rompía con la necesidad de vernos preparados para el servicio divino también en nuestras ropas. Una vez que se consolidó la tradición de disfrazarse para Purim, en nuestros días incluso en todos los estratos sociales y religiosos, también en aquellos que se olvidan de dar "porciones" de alimentos para los necesitados y no se esfuerzan para leer la Meguilá, se buscaron razones de los disfraces de manera retroactiva. Por ejemplo, algunos maestros rabínicos argumentan que Ester estaba ocultando su identidad judía cuando se casó con el rey Asuero-Ajashverosh-Jerjes, que era una especie de vestuario. Otros argumentan que la obra de Dios está "escondida" en las acciones de los hombres a lo largo del Libro de Ester (que no menciona a Dios), una vez más, una especie de disfraz.
Es en el primer pasuk de esta parashá, el que nos indica que .A. le dice a Moshé que reciba de los hijos de Israel aceite de oliva puro para alimentar la "llama eterna" de la menorá, que Aarón debe encender todos los días, "desde la tarde hasta la mañana". Estos versículos contienen una paradoja: "llama eterna" implica un estado de perpetuidad e inmutabilidad; “De la tarde a la mañana” implica condiciones fluctuantes de menor y mayor luminosidad.
Porque tal es nuestra misión en la vida: impartir la eternidad y la perfección de lo Divino a un mundo temporal, y hacerlo no aniquilando o abrumando la temporalidad y diversidad del mundo, sino iluminando todos sus estados y condiciones, desde la "tarde", a la "mañana", con la luz divina. Y solamente, a regañadientes, como excepción, durante un día en el año, desbordar nuestras personalidades con alegría desmedida mientras desdibujamos nuestra verdadera identidad.-Aurora...
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