viernes, 26 de febrero de 2021

Periodistas frente al conflicto: "Nos ven como enemigos y, además, hay mucha carga de género" !

Una cámara, un micro, un papel y un simple lápiz pueden suscitar el recelo y poner en riesgo la vida de quien los porta, sobre todo cuando sus preguntas son incómodas y sus crónicas destapan el submundo del poder y las violencias. Además, si se es mujer, a los riesgos que sufren sus colegas hombres hay que añadir otros específicos. El número de mujeres periodistas detenidas en todo el mundo subió un 35% en 2020, según Reporteros Sin Fronteras. Colombia, periodismo frente al conflicto Andrea Aldana es la tercera vez que ha tenido que salir de su país: "Hacer periodismo en Colombia -indica- es complicado porque te matan, tanto para hombres como para mujeres, no tanto porque nos enfrentemos a la censura, sino porque te matan". Y, por ello, ha salido de nuevo de su país, con la ayuda del programa de Reporteros Sin Fronteras - España para periodistas amenazados de América Latina. La organización ha advertido recientemente sobre el incremento de la persecución a periodistas en países en situación de paz. Colombia es uno de esos países que se considera que no están en guerra, pero que sigue sumido en un largo conflicto armado y sus múltiples violencias, incluida la desaparición forzada, con unos 87.000 casos, muchos más que los dejó la dictadura militar argentina. Uno de los problemas que ha investigado y denunciado ha sido el caso de las niñas indígenas violadas por soldados. Y sus indagaciones y las de sus colegas han levantado un gran escándalo y forzado al ejército a reconocer que no eran sucesos esporádicos, sino que había unos 187 casos más de agresiones de soldados a menores indígenas. Andrea indica que, quizás por instinto, su visión del conflicto es diferente a la que dan sus compañeros: "Busco los temas más humanitarios de la guerra. Por ejemplo, si veo guerrilleras cargando bebés los campamentos, me voy a averiguar por esa maternidad. Le doy un rostro humano a quienes además han sido victimarios, pero no son monstruos. Cuando te acercas, empieza a aparecer el ser humano. A mí no me interesa ni la bomba, ni la sangre, ni pues los desperdicios, ni despojos de la guerra, de la era violenta, como la llaman, sino ir más allá, a los actores de la guerra y a su vida antes y durante ella. Y no solo los actores, sino también las víctimas de la guerra". “Las mujeres damos una visión más humana del conflicto que los hombres en mi país“ Pero el precio personal es muy alto: Agresiones, amenazas, la renuncia a formar una familia....y heridas en el alma. "Yo veo tanta barbarie que, a veces, me levanto en las noches llorando por algo que acaban de contar, o sea por una tristeza, pero una tristeza que soy consciente que es ajena, que no es mía. Y entonces cierro los ojos y, claro, la mamá del muchacho desaparecido que me está contando su drama; la mamá de la hija que se le reclutó en la guerrilla…", confiesa Andrea. El Salvador, periodismo frente al poder El periodismo político también puede conllevar graves riesgos. A una joven periodista salvadoreña, Carmen Valeria Escobar, la ha llevado hasta este programa para periodistas amenazados de RSF. Carmen Valeria publica en nuevos medios independientes, como GatoEncerrado y se enfrenta tanto a la dificultad de hacer periodismo en un país donde el presidente y su gobierno detesta y acosa a la prensa, como al machismo general. "Nos ven como enemigos, y además hay mucha carga de género. La manera como nos atacan es muy distinta a la de los hombres. Por ejemplo, las mujeres nos vemos mucho más agredidas de manera verbal en redes sociales y las agresiones siempre tienen que ver siempre con una carga de género. Casi todas tienen que ver con "sos unas perras, unas putas". A los hombres no los atacan de la misma manera", indica la periodista. Pero no todo es política pura y dura. Carmen Valeria indica que uno de los temas que le ha resultado más difícil es el de las emergencias obstétricas, las cuales, en El Salvador, son consideradas como abortos deliberados. Confiesa que "implicó un reto emocional fuerte conocer a niñas que habían sido violadas, obligadas a parir, con niños que son casi sus hermanos y ver que no sabían cómo iban a regresar a sus casas porque habían sido violadas por pandilleros que viven en sus comunidades". Y añade: "Creo que fue la primera vez que sentí que algo sí me quebró". Durante el último año, el coronavirus ha sido, según Carmen Valeria: "Un parteaguas, ya que nos tocó trabajar en condiciones muy complicadas". “La gente en El Salvador tiene más miedo al hambre que a la pandemia“ No se rinden El Coronavirus ha afectado también a un sector muy importante para la economía del país, el de las maquilas, donde buena parte de la mano de obra son mujeres que, a cambo de largas jornadas de trabajo, reciben una paga de 300 dólares. Carmen Valeria se ocupó del caso salvadoreño en un reportaje en el que participaron otros medios de Centroamérica y México. Y contó el caso de Industria Florenzi, donde las mujeres, despedidas sin indemnización, ocuparon la planta y la convirtieron un espacio de lucha. Ni Carmen Valeria ni Andrea parecen dispuestas a rendirse. La salvadoreña porque considera que el periodismo es una de las mejores cosas de su país, sobre todo ese nuevo periodismo que, subraya: "Es el único que está contando lo que sucede, lo importante y relevante para los ciudadanos". Y la colombiana porque, pese a todo, se siente comprometida porque su país necesita un buen periodismo y, además, siente que está abriendo el camino a muchas chicas que quieren hacer periodismo. Periodismo con mayúsculas.-rtve.es..-YOLANDA SOBERO...

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