lunes, 10 de julio de 2023

Tragedia y muerte de Victoria Amelina

 

Tragedia y muerte de Victoria Amelina

El asesinato, porque no se le puede llamar de otra forma, de la escritora ucraniana Victoria Amelina pone sobre la mesa la valiente lucha de los ucranianos por documentar los crímenes de guerra.

Victoria Amelina Recibió graves heridas que le causó el bombardeo ruso en Kramatorsk del 27 de junio, pone sobre la mesa la valiente lucha de los ucranianos por documentar los crímenes de guerra perpetrados por los rusos y también por preservar su identidad.

La escritora asesinada, de apenas 37 años, se dedicaba a documentar los crímenes de guerra perpetrados por los rusos desde el ataque a este país desde el 24 de febrero de 2022 y, para conocer in situ y de visu lo que estaba ocurriendo, visitaba frecuentemente algunas zonas de conflicto de su país, como los departamentos Donetsk y Lughansk. Por este motivo, realizaba una gira en Donetsk, cerca del frente de guerra, acompañada por el ex Alto Comisionado para la Paz de Colombia, Sergio Jaramillo, el escritor colombiano Héctor Abad y la periodista Catalina Gómez, esta última corresponsal de France 24 español y sobreviviente del ataque. En este ataque, en el que fallecieron otras 12 personas luego de que un misil ruso Iskander impactara un restaurante repleto de civiles, nos pone de frente ante la realidad de una guerra brutal y miserable impuesta al pueblo ucraniano.

Al principio de esta auténtica carnicería, Rusia, como suele hacer siempre, trató de manipular el asunto, tal como lo relataba el enviado especial del diario El Mundo, Alberto Rojas, en una crónica: “El ejército ruso aseguró primero que el ataque no lo hicieron ellos, sino que fue un misil ucraniano. Unas horas después sí admitieron que el misil era ruso y ahí comenzó el ya habitual desfile de mentiras del régimen de Moscú. El bombardeo, realizado con un misil balístico Iskander, uno de los más precisos de su arsenal que vale unos tres millones de euros, se había producido contra la pizzería porque en su interior “había un puesto de mando de una brigada del ejército”. Cuando eso sonó demasiado absurdo hasta para la propaganda de Moscú, improvisaron otra respuesta: “Había una fiesta de militares de la Legión Internacional de Ucrania”, con el resultado de “dos generales abatidos y otros 50 soldados fallecidos”.

Esta guerra e injusta agresión habían forjado un férreo compromiso de Amelina con su pueblo y con las víctimas del conflicto, queriendo dar fe y dejar constancia de una buena parte de las atrocidades cometidas por los rusos en su país. La lucha de esta escritora era para no dejar sumido en el anonimato a Ucrania y a los ucranianos, reivindicando su cultura, su lengua e identidad nacional forjada a través de siglos de atormentada, y a veces violenta historia, que no podía caer en el olvido y reducirse a la retórica facilona y manipuladora de personajes sin escrúpulos como el presidente ruso, Vladimir Putin. La descarada propaganda del Kremlin, en el sentido de que quiere “desnazificar” Ucrania, resulta pueril y poco creíble a estas alturas del conflicto; los argumentos rusos son ya insostenibles.

En lo que atañe a Putin, su discurso ha sido muy contradictorio con respecto a la cuestión del Dombás porque al tiempo que mantenía que rusos y ucranios eran el mismo y único pueblo salía en defensa de estas poblaciones de unas “repúblicas” rebeldes que solamente existen en su imaginación y que no constituyen una realidad identitaria separada per se de los ucranios. Justificar la intervención contra Ucrania porque supuestamente estaba ocurriendo un “genocidio” en el Dombás no es más que una rebuscada manera de edulcorar que lo realmente se buscaba era acabar con el ejecutivo de Kiev y ocupar el país. Tampoco la expansión de la OTAN hacia el Este sirve como coartada por parte de Moscú porque Ucrania en sus tres décadas como nación independiente nunca presentó su solicitud de adhesión a esta organización, algo que se ha producido después como reacción a la guerra. Amelina desmontó esos tópicos recurrentes.

Los rusos no solamente quieren ocupar Ucrania, quieren reducir a escombros esta nación, arrancando desde los cimientos sus iglesias, colegios, hospitales y todas aquellas instituciones que conforman la nación ucraniana. De aquello de lo que no se conserva un fósil o una huella, porque ha sido brutalmente borrado de la escena por los incesantes bombardeos y ataques artilleros, es que realmente no ha existido, pensarán los rusos, pero no es así. Ameline se rebeló contra ese argumento exhibido por el atacante para justificar la agresión porque, supuestamente, la nación ucraniana no tenía su propia identidad per se y que era una suerte de proyección del alma rusa.

LA IDENTIDAD CULTURA Y NACIONAL UCRANIANA, EN JUEGO

En esta guerra no solamente está en juego la integridad territorial y la soberanía nacional de Ucrania, sino también su identidad cultural y nacional, en claro peligro ahora mismo. Para los atacantes rusos, que pretenden anexionarse el 25% del territorio ucraniano, tal como ya anunciado oficialmente el presidente ruso a través de varios decretos el pasado año, no existe ni la lengua ni la cultura ucraniana y, por tanto, uno de sus objetivos fundamentales, es la limpieza étnica de los territorios ocupados. El plan prevé la rusificación total de los sometidos y proscribir la lengua y las señas de identidad ucranianas, algo de lo que era consciente la asesinada Ameline y por lo que luchaba con uñas y dientes para que no ocurriera. Para Ameline, como para otros escritores ucranianos, hoy la patria está en la lengua y en el valor que emana de la fuerza transformadora de la misma que queda plasmada en la escritura.

El precio de la futura victoria de Ucrania en la guerra está siendo muy alto. Las pérdidas son tangibles y a la vista están: ciudades destruidas hasta los cimientos, miles o decenas de miles de vidas humanas destruidas para siempre, como la de Ameline, zonas despobladas y arrasadas quizá por décadas e ingentes daños en las ciudades y pueblos ucranianos. La destrucción material y económica está de esta parte, en el bando ucraniano, pero la miseria moral y ética está en el bando ruso. Los daños causados a Ucrania todavía no son cuantificables, pero, con toda seguridad, implicarán después de la guerra inmensos fondos y esfuerzos para la reconstrucción del país.

Victoria Ameline no podrá ver el futuro de la anhelada reconstrucción de Ucrania, pero su fuerza en la búsqueda de la verdad en estos años será su legado para un tiempo mejor que algún día llegará para su hoy abatida nación. Ahora, su tragedia, junto con su muerte, nos conmueve, pero siempre queda la esperanza de que su vida, su estela, siempre perviva en nuestra memoria.-Aurora.-Ricardo Angoso...

Foto: Rafał Komorowski – Wikipedia CC BY-SA 4.0





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