EL VIRUS DEL ODIO SE PROPAGA: Ante la ola de ataques antisemitas en Estados Unidos, hoy a los judíos se nos exhorta a demostrar el #JudaísmoconOrgullo sumándonos al día de #JewishandProud. Estos hechos no son aislados; encajan en el contexto de una virulenta tendencia antisemita en el mundo, especialmente en la Europa que facilitó la exterminación de seis millones de judíos.
La paz que el pueblo hebreo ha encontrado en este crisol de culturas e identidades llamado Estados Unidos, emana, precisamente, de la tolerancia mutua, un ambiente de respeto colectivo que ha servido de imán para que miles de inmigrantes llamemos a este país “hogar”.
Aprendemos del pasado que el antisemitismo a menudo sirve como termómetro moral del grado de tolerancia, la libertad y la observancia de los derechos humanos en un país o en una comunidad. Los judíos son los primeros en la fila del paredón y pronto son otras minorías las que ven cara a cara a sus verdugos apuntándoles.
El pastor luterano Martin Niemöller, un prominente activista antinazi, dejó como legado un brillante poema que esclarece por qué es contraproducente la indiferencia (las traducciones al castellano varían):
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas / guardé silencio / porque yo no era comunista. //
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas / guardé silencio / porque yo no era socialdemócrata. //
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas / no protesté / porque yo no era sindicalista. //
Cuando vinieron a llevarse a los judíos / no protesté / porque yo no era judío. //
Cuando vinieron a buscarme / no había nadie más que pudiera protestar.
(FOTO: Rezando en mi lugar favorito del mundo, el Kotel, en 1996). — me siento orgulloso.
La paz que el pueblo hebreo ha encontrado en este crisol de culturas e identidades llamado Estados Unidos, emana, precisamente, de la tolerancia mutua, un ambiente de respeto colectivo que ha servido de imán para que miles de inmigrantes llamemos a este país “hogar”.
Aprendemos del pasado que el antisemitismo a menudo sirve como termómetro moral del grado de tolerancia, la libertad y la observancia de los derechos humanos en un país o en una comunidad. Los judíos son los primeros en la fila del paredón y pronto son otras minorías las que ven cara a cara a sus verdugos apuntándoles.
El pastor luterano Martin Niemöller, un prominente activista antinazi, dejó como legado un brillante poema que esclarece por qué es contraproducente la indiferencia (las traducciones al castellano varían):
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas / guardé silencio / porque yo no era comunista. //
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas / guardé silencio / porque yo no era socialdemócrata. //
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas / no protesté / porque yo no era sindicalista. //
Cuando vinieron a llevarse a los judíos / no protesté / porque yo no era judío. //
Cuando vinieron a buscarme / no había nadie más que pudiera protestar.
(FOTO: Rezando en mi lugar favorito del mundo, el Kotel, en 1996). — me siento orgulloso.
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