La física cuántica demuestra que cada persona tiene su propia realidad
Los físicos han sospechado durante mucho tiempo que la mecánica cuántica permite que dos observadores experimenten realidades diferentes y conflictivas. Ahora esta suposición ha quedado demostrada.
Según un estudio publicado en el portal ArXiv, físicos de la Universidad Heriot-Watt (Reino Unido) demostraron por primera vez cómo dos personas pueden experimentar realidades diferentes, y lo hicieron recreando en la práctica un experimento teórico de física cuántica.
En 1961, el físico Eugene Wigner, ganador del Premio Nobel dos años después, describió un experimento mental que mostraba cómo la extraña naturaleza del universo permite que dos observadores, por ejemplo, 'Wigner' y 'los amigos de Wigner', experimenten realidades distintas.
El experimento involucró a dos personas que observaron el mismo fotón, la unidad cuantitativa más pequeña de luz, que en diferentes condiciones puede existir tanto en forma de polarización horizontal como vertical. Un fotón puede existir en uno de estos dos estados, pero hasta que no hayan sido polarizados —es decir, observados—, se encuentran en 'superposición', es decir, un estado en el que ambas condiciones se cumplen al mismo tiempo.
El experimento mental descrito por Wigner consiste en que un científico analice con calma el fotón y determine su posición. Otro científico, desconocedor de la medición de su colega, es capaz de confirmar que el fotón (y, por lo tanto, la medición del primer científico) aún existe en una superposición cuántica de todos los resultados posibles.
Como resultado, cada científico está en su propia realidad. Y, técnicamente, ambos tienen razón, incluso si no están de acuerdo el uno con el otro.
Para dar vida a este experimento teórico, se tomó un láser con un sistema de separación de haz y una serie de seis fotones que anteriormente fueron medidos por varios dispositivos que sustituían a los dos científicos humanos del experimento imaginado por Wigner. Según la página web del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el desarrollo de una instalación de este tipo ya se había llevado a cabo anteriormente, pero esta fue la primera vez que se logró realizar el experimento hasta el final.
Utilizando estos seis fotones se crearon dos realidades alternativas: una que representa a 'Wigner' y otra que representa a 'los amigos de Wigner'. 'Los amigos de Wigner' midieron la polarización de un fotón y almacenaron el resultado. Luego 'Wigner' realizó una medición de interferencia para determinar si la medición y el fotón estaban en superposición.
El experimento produjo un resultado inequívoco. Resultó que ambas realidades pueden coexistir aunque produzcan resultados irreconciliables, tal como lo predijo Wigner.
"Eso plantea algunas preguntas fascinantes que obligan a los físicos a reconsiderar la naturaleza de la realidad", indicaron los científicos del MIT.-Según un estudio publicado en el portal ArXiv, físicos de la Universidad Heriot-Watt (Reino Unido) demostraron por primera vez cómo dos personas pueden experimentar realidades diferentes, y lo hicieron recreando en la práctica un experimento teórico de física cuántica.
En 1961, el físico Eugene Wigner, ganador del Premio Nobel dos años después, describió un experimento mental que mostraba cómo la extraña naturaleza del universo permite que dos observadores, por ejemplo, 'Wigner' y 'los amigos de Wigner', experimenten realidades distintas.
El experimento involucró a dos personas que observaron el mismo fotón, la unidad cuantitativa más pequeña de luz, que en diferentes condiciones puede existir tanto en forma de polarización horizontal como vertical. Un fotón puede existir en uno de estos dos estados, pero hasta que no hayan sido polarizados —es decir, observados—, se encuentran en 'superposición', es decir, un estado en el que ambas condiciones se cumplen al mismo tiempo.
El experimento mental descrito por Wigner consiste en que un científico analice con calma el fotón y determine su posición. Otro científico, desconocedor de la medición de su colega, es capaz de confirmar que el fotón (y, por lo tanto, la medición del primer científico) aún existe en una superposición cuántica de todos los resultados posibles.
Como resultado, cada científico está en su propia realidad. Y, técnicamente, ambos tienen razón, incluso si no están de acuerdo el uno con el otro.
Para dar vida a este experimento teórico, se tomó un láser con un sistema de separación de haz y una serie de seis fotones que anteriormente fueron medidos por varios dispositivos que sustituían a los dos científicos humanos del experimento imaginado por Wigner. Según la página web del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el desarrollo de una instalación de este tipo ya se había llevado a cabo anteriormente, pero esta fue la primera vez que se logró realizar el experimento hasta el final.
Utilizando estos seis fotones se crearon dos realidades alternativas: una que representa a 'Wigner' y otra que representa a 'los amigos de Wigner'. 'Los amigos de Wigner' midieron la polarización de un fotón y almacenaron el resultado. Luego 'Wigner' realizó una medición de interferencia para determinar si la medición y el fotón estaban en superposición.
El experimento produjo un resultado inequívoco. Resultó que ambas realidades pueden coexistir aunque produzcan resultados irreconciliables, tal como lo predijo Wigner.
"Eso plantea algunas preguntas fascinantes que obligan a los físicos a reconsiderar la naturaleza de la realidad", indicaron los científicos del MIT.Según un estudio publicado en el portal ArXiv, físicos de la Universidad Heriot-Watt (Reino Unido) demostraron por primera vez cómo dos personas pueden experimentar realidades diferentes, y lo hicieron recreando en la práctica un experimento teórico de física cuántica.
En 1961, el físico Eugene Wigner, ganador del Premio Nobel dos años después, describió un experimento mental que mostraba cómo la extraña naturaleza del universo permite que dos observadores, por ejemplo, 'Wigner' y 'los amigos de Wigner', experimenten realidades distintas.
El experimento involucró a dos personas que observaron el mismo fotón, la unidad cuantitativa más pequeña de luz, que en diferentes condiciones puede existir tanto en forma de polarización horizontal como vertical. Un fotón puede existir en uno de estos dos estados, pero hasta que no hayan sido polarizados —es decir, observados—, se encuentran en 'superposición', es decir, un estado en el que ambas condiciones se cumplen al mismo tiempo.
El experimento mental descrito por Wigner consiste en que un científico analice con calma el fotón y determine su posición. Otro científico, desconocedor de la medición de su colega, es capaz de confirmar que el fotón (y, por lo tanto, la medición del primer científico) aún existe en una superposición cuántica de todos los resultados posibles.
Como resultado, cada científico está en su propia realidad. Y, técnicamente, ambos tienen razón, incluso si no están de acuerdo el uno con el otro.
Para dar vida a este experimento teórico, se tomó un láser con un sistema de separación de haz y una serie de seis fotones que anteriormente fueron medidos por varios dispositivos que sustituían a los dos científicos humanos del experimento imaginado por Wigner. Según la página web del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el desarrollo de una instalación de este tipo ya se había llevado a cabo anteriormente, pero esta fue la primera vez que se logró realizar el experimento hasta el final.
Utilizando estos seis fotones se crearon dos realidades alternativas: una que representa a 'Wigner' y otra que representa a 'los amigos de Wigner'. 'Los amigos de Wigner' midieron la polarización de un fotón y almacenaron el resultado. Luego 'Wigner' realizó una medición de interferencia para determinar si la medición y el fotón estaban en superposición.
El experimento produjo un resultado inequívoco. Resultó que ambas realidades pueden coexistir aunque produzcan resultados irreconciliables, tal como lo predijo Wigner.
"Eso plantea algunas preguntas fascinantes que obligan a los físicos a reconsiderar la naturaleza de la realidad", indicaron los científicos del MIT.
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