El ataque de este jueves en Hanau (Alemania), en el que murieron 10 personas de origen extranjero a manos de un hombre con ideas xenófobas y racistas, ha traído a la memoria otros atentados similares y ha vuelto a poner el foco en la violencia de extrema derecha. Lo sucedido en Hanau recuerda al ataque contra una mezquita en Christchurch (Nueva Zelanda) el año pasado y, más atrás en el tiempo, en 2011, a la masacre perpetrada por Anders Breivik en Noruega.
El Índice de Terrorismo Global 2019, elaborado por el Institute for Economics and Peace (con sede en Sidney, Australia), ha detectado un aumento de este tipo de violencia en Europa Occidental, Norteamérica y Oceanía. En los últimos 5 años, la violencia de extrema derecha se ha incrementado un 320%, según el informe [disponible aquí, en formato pdf y en inglés].
En 2017, 11 personas murieron en todo el mundo por este tipo de ataques, mientras que en 2018 fueron 26, y hasta septiembre de 2019 habían muerto 77. El índice asegura que los ataques suelen ser obra de individuos no afiliados con ningún grupo específico.
En Europa, el último Informe de Europol sobre la amenaza terrorista [EN] destaca que mientras el número de atentados de extrema derecha es bajo (9 en 2015, 1 en 2016, 5 en 2017 y 1 en 2018) el número de detenidos se ha incrementado. En 2018 fueron arrestadas 44 personas (en República Checa, Francia, Alemania, Italia y Holanda), más del doble que el año anterior.
Aún así, el nivel de terrorismo político en los países desarrollados está lejos del de los años 70 y 80, cuando los atentados de grupos extremista de uno u otro signo no eran raros en algunos países, como Italia, Alemania o España. El terrorismo ultraderechista está también muy por debajo, en términos mundiales y europeos, del de raíz nacionalista y religiosa, o incluso del de extrema izquierda.
Una amenaza en rápido crecimiento
El Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), un foro creado por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), señalaba a comienzos de este año que la violencia de extrema derecha se ha convertido en "una amenaza al alza". Por eso el OIET ha puesto en marcha un observatorio específico que registra mensualmente este tipo de incidentes, desde ataques a tentativas de atentado, operaciones policiales y delitos de odio. Este trabajo está coordinado por Cristina Ariza.
"La primera amenaza para las fuerzas de seguridad de varios países occidentales es la yihadista, pero la que más rápido cree es la de la extrema derecha", explica Ariza a RTVE.es desde Londres, donde trabaja para el Tony Blair Institute for Global Change.
Sin embargo, analizar este tipo de violencia no es fácil, porque contiene elementos que van desde el crimen de odio al terrorismo, sin olvidar posibles problemas psicológicos de los autores. Tobías Rathjen, el asesino de Hanau, mezclaba en su discurso el racismo con teorías conspiranoicas.
El profesor Francisco Veiga, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona y co-autor del ensayo "Patriotas Indignados" (Alianza), ha declarado a RNE que no se puede confundir la acción de una persona con problemas mentales con un acto premeditado y organizado de terrorismo.
Cristina Ariza, en cambio, considera que "en el caso de Hanau, es importante llamarlo terrorismo a pesar de los posibles problemas mentales, porque hay elementos inspirados con la extrema derecha que son innegables". "La vulnerabilidad psicológica puede llevar a estas personas a abrazar esta ideología y practicar la violencia", añade.
Un contexto político de auge de la extrema derecha
¿Por qué han aumentado el número de individuos dispuestos a actuar violentamente por este tipo de ideas?
Para Europol, existe una vinculación entre la actividad de los grupos extremistas de ultraderecha, aunque sean pacíficos, y los actos violentos. "Ayudan a establecer un clima de miedo y animosidad contra grupos minoritarios - asegura el informe de la agencia policial europea - Este clima, construido sobre la xenofobia, el antisemitismo, la islamofobia y los sentimientos anti-inmigración, puede bajar el umbral para que algunos individuos radicalizados usen la violencia".
“Este clima, construido sobre la xenofobia, el antisemitismo, la islamofobia y los sentimientos anti-inmigración, puede bajar el umbral para que algunos individuos radicalizados usen la violencia“
"Hay que tener en cuenta el contexto - señala Ariza - Las ideologías de extrema derecha han ganado fuerza en Europa a través de las fuerzas populistas, pero la radicalización de una persona nunca es tan sencilla, ni se debe a un solo factor".
Tras la masacre de Hanau, el gobierno alemán y los partidos que lo sostienen no han dudado en apuntar a la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) y a otros movimientos, como el islamófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA).
"Uno solo disparó en Hanau pero también parece que fueron muchos los que le proporcionaron la munición y entre ellos está la AfD", ha declarado a la ARD, la televisión pública alemana, el secretario general del Partido Socialdemócrata (SPD), Lars Klingbeil.
Más directa, la canciller Angela Merkel condenó el atentado con estas palabras: "El racismo es veneno".
Desde AfD se defienden y califican lo sucedido como el "acto de un loco" que en ningún caso se puede calificar como terrorismo de derecha.-rtve.es....
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