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La crisis en Venezuela tiene varios matices. La botella de alcohol de Jhoan Navarro marca 30 grados. Fue a una playa cerca de Caracas con su familia, mueve su cabeza al ritmo del equipo de sonido: "Vengo para distraer la mente".
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El choque entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro queda lejos de ese lugar. "No me puedo quejar, tengo un buen trabajo", dijo el joven de 29 años de edad, empleado en un banco en Caracas, donde gana parte de su sueldo en dólares.
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"Yo trato de resolver mis cosas en conjunto con mi esposa y sabemos que sea Maduro o Guaidó, esas personas no van a resolver nuestros temas económicos", explicó.
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María Eugenia Hernández, que fue a la playa con amigas, todas madres solteras, comentó que siempre apoyó a Guaidó. Pero no siguió de cerca su reelección a la cabeza del Parlamento: "Vi una parte, pero es más de lo mismo y no me enfrasco en eso".
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"De verdad que Guaidó no ha hecho mucho, no veo ningún cambio, nada. Es algo repetitivo y sigue, y sigue y sigue", lamentó.
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Aunque es reconocido como presidente interino por más de 50 países, Guaidó no ha logrado aliarse con el alto mando militar, piedra angular del sistema político venezolano.
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Y las manifestaciones que convoca contra Maduro no encuentran el mismo eco que tuvieron a comienzos del año pasado. El sábado, una reunión que organizó en Caracas atrajo a algunos centenares de simpatizantes.
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Juan González no ama ni a uno ni a otro, pero quisiera que Guaidó "tumbe" a Maduro. "Maduro no quiere dolarizar", se queja Juan, que viajó con sus amigos a la playa.
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Como mensajero, recibe en bolívares el salario mínimo mensual, que el régimen aumentó 50% el pasado viernes. Pasó a 450.000 bolívares, 6,7 dólares al tipo de cambio oficial. "El sueldo no me alcanza", señaló.
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María Eugenia no piensa, por lo pronto, abandonar el país ni su trabajo como repostera independiente. "La situación esta difícil. Pero sí se puede sobrevivir", afirmó.
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El choque entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro queda lejos de ese lugar. "No me puedo quejar, tengo un buen trabajo", dijo el joven de 29 años de edad, empleado en un banco en Caracas, donde gana parte de su sueldo en dólares.
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"Yo trato de resolver mis cosas en conjunto con mi esposa y sabemos que sea Maduro o Guaidó, esas personas no van a resolver nuestros temas económicos", explicó.
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María Eugenia Hernández, que fue a la playa con amigas, todas madres solteras, comentó que siempre apoyó a Guaidó. Pero no siguió de cerca su reelección a la cabeza del Parlamento: "Vi una parte, pero es más de lo mismo y no me enfrasco en eso".
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"De verdad que Guaidó no ha hecho mucho, no veo ningún cambio, nada. Es algo repetitivo y sigue, y sigue y sigue", lamentó.
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Aunque es reconocido como presidente interino por más de 50 países, Guaidó no ha logrado aliarse con el alto mando militar, piedra angular del sistema político venezolano.
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Y las manifestaciones que convoca contra Maduro no encuentran el mismo eco que tuvieron a comienzos del año pasado. El sábado, una reunión que organizó en Caracas atrajo a algunos centenares de simpatizantes.
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Juan González no ama ni a uno ni a otro, pero quisiera que Guaidó "tumbe" a Maduro. "Maduro no quiere dolarizar", se queja Juan, que viajó con sus amigos a la playa.
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Como mensajero, recibe en bolívares el salario mínimo mensual, que el régimen aumentó 50% el pasado viernes. Pasó a 450.000 bolívares, 6,7 dólares al tipo de cambio oficial. "El sueldo no me alcanza", señaló.
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María Eugenia no piensa, por lo pronto, abandonar el país ni su trabajo como repostera independiente. "La situación esta difícil. Pero sí se puede sobrevivir", afirmó.
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