¡LAS CUATRO ESTACIONES DE UNA VIDA!
Las cuatro estaciones de una vida pueden llegar a ser muy intensas. Nacemos, crecemos, vivimos y nos morimos.
No es tan sencillo como parece pues el invierno, el verano, el otoño y la primavera, cada una posee su propio encanto, depende de nosotros saber aprovechar lo que nos ofrecen.
A medida que vamos creciendo, nos vamos definiendo para posteriormente adaptarnos a una u otra estación.
Cuando somos jóvenes la alegría nos acompaña, más tarde, cuando estudiamos, seamos profesionales o no, nos desempeñamos para poder casarnos, tener nuestra propia familia.
En esa estación, que a lo mejor es el verano progresamos,damos a nuestra familia todo lo que podemos, o hacemos todo lo contrario. "Somos humanos, no perfectos. El único perfecto es D´s".
Al pasar los días, meses y los años, vamos de frente hacia el otoño de nuestras vidas. Somos personas mayores, algunos abuelitos, otros con problemas de salud, cualquiera aún trabajando, o jubilado.
Ahí es cuando aflora el problema: "qué hacer con nuestra vida, los hijos, la familia y uno que otro amigo ya no nos necesitan. Nuestra sensación es triste y dolorosa porque después de haberlo dado todo o casi todo, percibimos una gran soledad que se vuelve fiel compañera.
Para otros seres, la jubilación es una maravilla, "soy libre al fin para poder hacer lo que me dé la gana". Esa es la mejor postura, así lo que nos queda de vida, mucho o poco ésta será grata, sin amargar a nadie y sin convertirnos en un "estorbo para nuestra familia o amigos".
En el otoño de nuestras vidas podemos evolucionar, hasta convertirnos en innovadores de cualquier cosa, que jamás de los jamases hubiéramos imaginado.
Sin entrar en tantos detalles, reconozco que después de adulta, por no decir vieja, esa palabra me parece detestable, descubrí virtudes desconocidas e inimaginables, como por ejemplo pintar.
Así es, pinto o dibujo desde hace unos tres años, comencé a conocer ese mundo por una amiga, que hoy debe tener 94 años. A ella se lo agradezco.
Seguí viendo en internet las clases de una profesora excelente. Le escribí, su hija me contestó que ella había fallecido y nos dejó ese legado que me ayudó mucho.
Después empecé a estudiar de vez en cuando con una profesora. Con ella aprendí algunas técnicas y aplico las mías. Todo lo que me atrae lo grabo, fotografío y después lo pinto.
Puedo pasar horas pintando sin recordar la hora, concentrada. Eso también se lo agradezco a un tío, de él poseo algunas obras. Su recuerdo logra que me esmere aún más.
También influyó un amigo querido, cuyas críticas fueron realmente constructivas. Su habilidad para observar lo que otros no ven es sencillamente espectacular.
Así con mucho esfuerzo pero con los mayores deseos de lograrlo sigo pintando y mejorando.
Es cierto, estoy en el otoño de mi vida, pero qué bonito es porque puedo apreciar el verde de la naturaleza, la luna al anunciar la caída de la tarde, el resplandor del sol, los colores de las flores y frutos de diferentes estaciones y algo muy importante el amor incondicional de un perro que es m vecino.
Con los años, todos si seguimos vivos, llegamos al invierno de nuestra vida, en ocasiones doloroso. Lo digo porque he visto a muchas personas transformarse y me invade la tristeza al pensar lo que fueron y los que son, esperando lo inevitable: la muerte.
Agradezco a HAKADOSH BARUJ HU por todo, su compañía, enseñanzas, por ser mi guía y estar a mi lado en mis mejores o peores momentos.
Le ruego porque bendiga a todos los seres que no tuvieron suerte, son maltratados, despreciados y sufren lo indecible en este mundo donde abundan los déspotas y autócratas.
Que haga justicia para que aprendamos a ser mejores personas, honestas, humildes y que ayudemos a nuestro prójimo con mucho amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario