El nazismo no fue un fenómeno ni accidental,ni unánime
                                                                                      (Peter Fritzsche)

 A pesar de la gran masacre judía durante el nazismo que sumó 6.000.000 de víctimas, hoy en día Europa no cuenta, ni con memoria, ni con sensibilidad en cuanto a su responsabilidad en haber colaborado con tal acto de barbarie, y reniega de ese atroz acontecimiento histórico, llamado Holocausto, o mejor dicho: Shoá.

Como bien lo refiere el autor francés Maurice Blanchot, “la memoria les parecía ese desierto de hielo, que un sol admirable fundió, donde reconquistaban, por el recuerdo sombrío, frío, separado del corazón que había amado, el mundo donde intentaban revivir”, palabras escritas a partir de 1932 en su libro Thomas el Oscuro pero que recién su publicaría en 1941, en medio ya de lo que sería la gran masacre de Europa durante la Segunda Guerra Mundial.

Nuevamente está en auge la xenofobia hacia los judíos y ello va de la mano de nuevos brotes antisemitas, sobre todo en Francia con los “chalecos amarillos”, y éstos justamente acaban de insultar y agredir al filósofo francés Alain Finkelkraut, hijo de sobrevivientes, en pleno corazón de París.

En Alemania los ataques de ese tenor ya se suman un 60%, cifra que nos provee la AEDF, la Agencia Europea de Derechos Fundamentales. Esa agencia es la que denuncia los ataques xenófobos, racistas y antisemitas que surgen sobre los judíos, tomados nuevamente de chivos expiatorios cuando las economías europeas vacilan, donde el 20% de la población europea sigue afirmando, tal como en épocas del nazismo, que los judíos tienen demasiada ingerencia en las finanzas y las políticas económicas mundiales y lo lamentable es que un 34% de la población europea no sabe mucho acerca de lo que fueron las masacres en campos de concentración y cámaras de gas durante el Holocausto, pensando que es un argumento de los judíos para victimizarse “y mejorar su posición”.

Es absolutamente increíble e inaceptable tal negación siendo que los propios nazis documentaron y filmaron sus masacres, ufanándose de su obrar y diciendo a los sobrevivientes “aunque relaten lo que les hicimos quién le va a creer”, y con estas palabras podemos decir que bien sabían que cometieron actos barbáricos e impensables de realizar de un ser humano a otro.

Voy a traducir del inglés el testimonio de una sobreviviente de Auschwitz que nos relata su odisea en la “marcha de la muerte” en ese crudo invierno europeo de febrero de 1945. Su nombre es Jenny Spritzer, y dice: “la nieve era muy alta y después de tres horas, están las primeras víctimas… ellas trataban de seguir adelante con su último aliento. Nosotras las ayudábamos pero al rato no podíamos más… De comida, ni hablar, el pan congelado que nos pesaba lo ibamos tirando por el camino… Ellas quedaban atrás, y por último los SS les disparaban y quedaban ahí tiradas en medio de la nieve”. Del libro de Michael Brenner Alter the Holocaust.

Los judíos franceses de a poco van emigrando de ese país rumbo a Israel y otras latitudes, se ven tambien cada vez más pintadas con esvásticas en las lápidas de los cementerios judíos y lamentablemente sobre unos retratos de Simona Veil, que hace poco fue un nuevo aniversario de su nacimiento, filósofa brillante, luchadora social, sobreviviente de la Shoá, ministro francesa y la primera mujer en presidir el Parlamento Europeo.

También Alemania aumentó su número de ataques antisemitas, agresiones físicas que pasaron en tan sólo un año de 37 a 62 personas judías.

Alexander Gauland, uno de los líderes del AFD, grupo ultraderechista llegó a decir que “el Holocausto era una pequeña caca de pájaros en más de 1000 años de exitosa historia alemana”.

Pero no nos amedrentamos con esa profecía de la Alemania de los 1000 años, que por cierto a Hitler y sus seguidores su sueño se les hizo agua y tenemos a cambio un pueblo que a pesar de una diáspora de 2000 años, sin Nación ni Estado, se mantuvo vigente desde las épocas del patriarca Abraham. Ni con los nefastos vaticinios de Shreicher en 1935 diciendo que “la raza humana podría liberarse de nuevo de este pueblo que vaga por el mundo desde hace siglos y milenios, marcado por el signo de Caín… Un pueblo elegido no va por el mundo haciendo a otros trabajar para ellos, chuparles la sangre”. Los nazis del siglo XX, como los antisemitas del XlX y los clérigos del XVl consideraban a los judíos hostiles, delincuentes y parásitos. Argumentos que hoy en día no se sostienen entonces, los nuevos antisemitas buscan otras razones para saciar sus odios raciales, entre ellos, nombrando a los israelíes como los nuevos nazis “que matan y torturan al pobre pueblo palestino, indefenso que no ataca a las colonias judías, ni mata los niños y jóvenes soldados de esa país”.

Tenemos por un lado el sueño del Dr. Theodor Herzl donde afirma “que la personalidad del pueblo judío no puede, ni  quiere, ni debe desaparecer”, y las palabras de un Marx que da otra definición del ser judío pues lo despega de la concepción mística de la excepcionalidad y eternidad, afirmando que “el judaísmo no se ha conservado a pesar de la historia, sino por medio de la Historia”.

La Historia necesita del judío dado que le hace de síntoma, es lo que encausa los más fervientes argumentos de xenofobia, donde podríamos decir al igual como lo ha dicho Hitler “si los judíos no hubieran existido, yo los hubiera inventado”. Sin un oponente como contrincante y enemigo las causas, empujes, lides y odios se caen, no se sostienen, toda contienda precisa de un adversario y un buen chivo expiatorio que prenda en el imaginario colectivo de las masas maleables, incultas y fanáticas, y parece que el judío siempre ha sido un buen y conveniente argumento para tales fines, que a pesar de tantas maldades, persecuciones y exterminios, podemos decir a viva voz que:

AÚN ESTAMOS ACÁ.

Corpos de prisioneiros dos nazistas encontrados pelas tropas americanas em WeimarAlemanha.-Aurora.-Bejla Rubin...