Preparar el terreno.
La Torá, el Ser o la Nada. Reflexión!
"Y a Yehudá envió antes de él a Yosef para indicar (un lugar) antes que él (llegase) a Goshen". Génesis 46: 28
En la parashá o capítulo semanal, leída este último Shabat (Vayigash o se acercó), Yaacov envía antes de bajar a Egipto a su hijo Yehudá a preparar el terreno donde los Israelitas habrían de asentarse. Nuestros rabinos nos dicen, se trata de otro mensaje para todas las generaciones futuras, ya que según el exégeta Rashí (Sabio judío nacido en Francia 1040-1105), y que explica que el hijo de Yaacov tenía la función de fundar una Ieshivá o casa de estudio. Es decir, hacer un lugar despejado de idolatría, en el país que en aquel entonces era el mas idolatra y pervertido de todo el orbe.
El Ser y la Nada.
Sin restar mérito a la primera obra filosófica de Jean-Paul Sartre (1905-1980), publicada en 1943, siendo este personaje y filósofo y principal exponente del existencialismo francés, me permito siendo que no soy un perito en la materia, contraponer el nuevo título El Ser o la Nada.
Yo entiendo que la fórmula o bola mágica del judaísmo es no perderse en recorridos o elucubraciones mentales que muchas veces no conducen a ninguna parte. Por otro lado, la Torá logra amalgamar una inédita profundidad intelectual en forma conjunta con un GPS que en forma práctica y clara dicta normas de vida y mensajes, donde lo importante “es la acción”, que une o conecta el pensamiento y el habla, plasmando en el mundo físico, los preceptos y buenas acciones bondadosas, que permiten que la teoría se conjugue completamente con la práctica.
Un lugar de Torá.
En el capítulo 6 del Tratado de los Padres (tratado de la Mishná o Ley Oral), Rabí Iosei Ben Kisma (Tana o Sabio de la Mishná) responde a un hombre que le ofrece mucho dinero, piedras preciosas y perlas para que vaya a vivir a una Gran ciudad: “Aunque me dieras toda la plata y el oro, las piedras preciosas y las perlas del mundo, no moraría sino en un sitio de Torá”.
También el Rey David en el Salmo 119 dice: “la Torá de Tu boca me es más preciada que miles de pieza de oro y plata”.
Y este mensaje se convirtió en visceral para muchos judíos rabinos o no a lo largo de las generaciones, que vivieron y expresaron su idishkait (judaísmo) a un nivel de profundidad y entrega que a muchos nos impresiona difícil de alcanzar, tanto en los preceptos del hombre con D’os como en aquellos que tienen que ver con la relación con sus semejantes.
Diccionario y reflexión final.
La palabra “Ser” se define para atribuir a un sujeto una cualidad o condición intrínseca. Para indicar un oficio, o para atribuir al sujeto una relación de pertenencia. Por otro lado “Nada” o nothing en inglés como ninguna cosa.
Por ende, y reitero, en nuestra religión se trata del Ser o la Nada, ya que sin Torá el alma se queda huérfana de su alimento, y comienza a buscar otras cosas y se indigesta, ya que confunde la arena o barro, o cualquier otra cosa, con agua verdadera. Y al estar carente de su verdadero alimento y nutrición empieza a recorrer otros peligrosos espacios, donde ingresa en laberintos filosóficos o de ideologías extrañas que al final no lo conducen a ninguna parte, o puede ingresar en peligrosos terrenos de perversión y drogas tan difundidos en el presente.
De aquí, la preocupación de Yaacov, de imponer un escudo protector no solo físico, ubicarse en una zona apartada del resto de la población, sino también una protección espiritual para que los niños y los no niños tengan un refugio bajo las alas de lo que se denomina la “Shejiná” o divina presencia, y poder mantener una judeidad sustentable y raigal y verdadera.
El fenómeno de la asimilación no es nuevo, es ancestral y ya estaba presente en la época de los patriarcas, y obvio la Torá nos ofrece el remedio y el único antídoto posible y que existe. La asimilación es un fenómeno presente en todas las diásporas, pero también se da lamentablemente en el propio seno o ciertos sectores o zonas del Estado de Israel.-Aurora.-Dr. Natalio Daitch.-
Foto: Pixabay
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