La revelación de D’os. Reflexión!
“Yo me revelé a Abraham, a Itzjak y a Yaacob como D’os omnipotente, pero con mi Nombre, el Eterno, no me di a conocer a ellos”.
Libro del Éxodo 6: 3
Es la manifestación de una verdad secreta u oculta. D’os es la Verdad, la única Verdad. Y el resto es una realidad que la oculta. Un montaje o un escenario, donde los actores desarrollan un papel, pero el Director de la obra y el Creador del libreto rara vez se deja ver.
Hasta este momento la revelación divina se da a unos cuantos elegidos, y en general, las leyes de la naturaleza o leyes físicas se mantienen y Hashem mantiene su accionar dentro del sistema por Él creado.
El cambio.
Pero desde esta parashá o capítulo Vaerá, la divinidad se va a “mostrar en público”, o como decía un periodista ya fallecido “presentarse en sociedad”, para que todos vean que no existe para Él impedimento alguno en cambiar las reglas naturales o poder reducir la vida del hombre o de naciones a la nada, o por el contrario elevarlo a alturas insospechadas.
Esta idea o explicación, fue dada por el Sabio Najmánides (Rabino y filósofo 1194-1270)y otros exégetas, acerca del significado de los nombres de Hashem que alude a todas sus facultades o atributos.
Menú de opciones.
La Torá es enseñanza y evidencia que D’os tiene un “menú amplio” de opciones para poder operar en el mundo físico. Y se involucra en la historia del hombre en particular y en la de los pueblos o naciones en general.
Nada escapa a su posibilidad, y aquel que ha creado el mar, también tiene el poder de partirlo a su intención y voluntad.
Revelación y liberación.
El camino de la liberación exige al hombre un esfuerzo y sacrificio. D’os es el maestro y hace participe al ser humano en su propio destino. De este punto, podría entenderse la misión y participación de Moshé y Aarón. El trabajo y reitero el esfuerzo debe ser compartido entre la divinidad y las personas.
El Ser Supremo desea que la historia sea hecha a medias, ya que los hijos de Israel deben sufrir pero también aprender y reconocer y superarse ellos mismos y elevarse espiritualmente y limpiarse y rectificarse de sus errores. Y obvio, salvar obstáculos o superar pruebas.
La liberación no es solamente física o de un amo o imperio. O de una persona, en este caso el malvado Faraón. La libertad es la libertad del alma de las pasiones de la carne y de la prisión de nuestros cuerpos.
Puede que este sea el punto, por el cual en el judaísmo, recordar la salida de Mitzráim o el país de las pirámides sea una constante, en las tefilot o rezos, en los tefilin o filacterias o en el kidush o bendición del vino, sea en Shabat o en las festividades. También esta epopeya es ampliamente comentada en los demás libros del Pentateuco, de los Profetas, de los Escritos y en otros textos sagrados.
Hoy como ayer. Final.
En sintonía con el relato bíblico, hoy también urge la venida de otro Moshé (salvador o liberador y Pastor Fiel) y del Meshíaj y la redención última y final. Israel se encuentra embarcado y obligado a una lucha existencial. El reloj de la historia gira muy rápidamente. El reloj de la historia se ha acelerado, y subitamente e inesperadamente los acontecimientos tanto regionales como mundiales se precipitan raudamente.
Que veamos pronto milagros manifiestos (una nueva revelación como la de antaño), como en aquellos días, los necesitamos en forma urgente. Es mi deseo, como el de tantos otros, que la lectura de la liberación de Egipto (en nuestras Sinagogas) coincida con la salida o liberación de los rehenes que aún quedan en manos de los malvados de Hamás.
Y junto a esto, la victoria de Israel por sobre sus enemigos, que no sea solo militar, sino, y además, una victoria de carácter moral o espiritual ampliamente reconocida, esta vez definitivamente por todos los pueblos del mundo...Aurora...Dr. Natalio Daitch...
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