Copiado del muro de mi amiga y colega
Maritza Sillié Ortega
Cuando era estudiante de Comunicación Social en la UCV, por allá en mis años mozos, la primera clase que recibí fue de Héctor Mujica, una maravillosa persona, excelente profesor, culto y COMUNISTA. A nadie, se le ocurría entonces descalificarlo por su ideología. Lo mismo ocurría con Miguel Otero Silva, Kotepa Delgado, Juan Bautista Fuenmayor, Gustavo Machado, Salvador de la Plaza, Miguel Acosta Saignes y pare de contar.
Cada vez más veo surgir en mi querido país y en el mundo, una gran brecha de odio y descalificaciones hacia todo lo que suena a izquierda; ni hablar de comunismo, chavismo, izquierdismo, socialismo o de cualquier línea cercana al otro lado de una derecha que sólo mira despreciando a quienes ya no parecen ser sus semejantes. Igual pasa, por supuesto, con la izquierda, que se aparta espantada ante la presencia de cualquiera que alabe políticas liberales o capitalistas.
Ya no se ven ni caras ni corazones; la amistad se resquebraja, la familia entra en discordia, los amigos se separan. Los insultos vuelan de lado y lado y uno ve como un mundo que antes era armonioso más allá de las ideologías de pronto cambió. Ya la pugna tradicional sempiterna entre pobres y ricos no es la única que nos separa, ahora se levantan muros entre ideologías políticas como si se tratara de cruzadas luchando por imponer un solo orden social y político.
El uso de adjetivos que descalifican a uno u otro bando cada vez es más creciente. ¿Que nos pasa? ¿Por qué no aceptamos las desigualdades y valoramos más la calidad humana? ¿No es eso acaso la civilización? ¿La libertad acaso no consiste en pensar y expresar lo que siento y creo sin dañar al otro?
Yo quiero a mi familia y a mis amigos más allá de sus tendencias religiosas, políticas o de su estatus social. Esto lo he traído a colación, porque en nuestro gremio de colegas periodistas, he visto como restaron méritos a la personalidad de un hombre como Eleazar Díaz Rangel, excelente profesor, luchador gremial y de una gran calidad humana, por el sólo hecho de tener una tendencia de izquierda pro chavista. No es el único a quien he visto hacer leña cuando otrora lo alababan y respetaban. Para algunos es fácil gritar y maldecir desde la muchedumbre, lapidar y condenar a quien piensa diferente. ¿Acaso tienen la verdad? Desconocen la balanza de la Justicia y se erigen como jueces impolutos ante cualquier debilidad ajena. No somos perfectos, pero un poco de humildad no hace daño a nadie.
Regina Mizrahi
Muy bueno tu texto, me recuerda mi época de estudiante. Iba a la UCV al curso nocturno en la Escuela de periodismo.
Desde Plaza hasta la escuel iba a pié y un día un conductor me fastidió con su corneta. Me paré acercó su carro y me gritó "muchacha qué haces caminando con este sol ", era Héctor Mujica.
Los estudiantes esperábamos ansiosos sus clases, el aula estaba repleta. Yo llegué a quererlo, respetarlo, lo admiré mucho.
Años después, él ya había fallecido, conocí a su hija , se lo dije y nos hicimos amigas!
Como tú bien dices Maritza eran tiempos felices, yo digo que muy felices, emocionantes, éramos libres pues no había tanto peligro en las calles.
Asistíamos a espectáculos. A mi particularmente me encantaban los conciertos de los domingos en el Aula Magna, después escribía la reseña para el periódico de la UCV.
Por cierto como era asidua, en la entrada siempre tenía mi boleto me lo dejaba el maestro Ríos Reyna. Lamenté su muerte.
Qué recuerdos y que añoranzas, también qué dolor y qué rabia, porque la UCV está destrozada por las manos criminales de los chavistas !.
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