lunes, 31 de diciembre de 2018

Carta de un anciano moribundo a Nicolás Maduro !!!



Lo conseguí por ahí.
Carta de un anciano moribundo a Nicolás Maduro
Yorman Tovar
Presidente Nicolás Maduro: disculpe si no antecedo a su nombre algún vocablo laudatorio, pues me sabe a hipocresía llamarlo “estimado” o “distinguido” y menos aún “ilustre” o “Comandante en Jefe” (como lo llaman sus serviles uniformados). Lo llamo presidente porque fue el título que –entre dudas y trapisondas- le otorgó en 2013 Tibisay Lucena pero no el sufragio popular, como mucho ingenuo cree todavía. Le escribo desde cualquier hospital abandonado, desde cualquier rancho miserable, desde cualquier basurero o desde cualquier acera que no han podido ablandar mis ancianas costillas. A continuación paso detallar los motivos que me instan a escribirle.
2017, presidente, ha sido el peor desde 1998, cuando ustedes asumieron el poder. Por mi ruina económica, física y moral, yo, anciano, represento a ese “soberano” que ustedes utilizan y luego desechan, en cada proceso electoral, como profiláctico condón. Encarno al modesto industrial arruinado al que le expropiaron su fábrica. Al otrora próspero ganadero al que por convertirle su propiedad en “fundo zamorano”, los círculos bolivarianos de entonces le comieron las reses y volvieron un erial los tablones cultivados. Personifico al humilde bodeguero de barrio al que quebraron cuando le montaron en frente una “bodega solidaria” de Mercal que después arruinaron ustedes mismos. Simbolizo a Franklin Brito, el próspero agricultor que se volvió rebelde por los incumplimientos del “Comandante Eterno”, y al final Franklin murió secuestrado en el Hospital Militar, desnutrido por su huelga de hambre, pero el comandante, por castigo divino, murió en manos de brujos y santeros cubanos que no pudieron detener su penosa enfermedad.
Soy la imagen del derrotado viejo que dedicó su vida a edificar un PAÍS y ahora como pensionado de una “PATRIA BONITA” amanezco durmiendo a las puertas del Banco Bicentenario para ver si logro cobrar completa mi pensión, porque no tengo fuerzas ni ánimo de limosnear diez mil devaluados bolívares cada día. Soy la efigie del enfermo de cáncer o de diabetes que acude a los diezmados hospitales de la “PATRIA” en busca de quimioterapias o diálisis y en la tarde regreso derrotado, con la parca pisándome los talones. Soy el viejito terco y gruñón al que Rodríguez Torres le mandó a planchar ese culo por protestar ante las injusticias. Soy el desconsolado abuelo de NEOMAR y de todos los muchachos que usted mandó a asesinar con los “Colectivos” y con esbirros del “G-2” cubano, camuflados de GNB y PNB en las protestas recientes; y de los inocentes estudiantes encerrados en “La Tumba” y en El Dorado. Soy el mismo anciano pingo que usted engañó llamándolo a votar por una “Constituyente” que salvaría la “PATRIA”, pero esta no es más que otro cubil de parásitos y títeres. Soy el viejo pendejo (cabeza de hogar) que se quedó esperando el prometido pernil y los 500 mil a cambio de mi voto para las gobernaciones y alcaldías. Soy el viejo maestro de escuela y profesor de educación media al que usted le prometió depositarle en diciembre sus “intereses de mora” de las prestaciones y le depositaron al final un billete de cien (marrón) y uno verdecito de cincuenta ¡Qué engaño! El venezolano que a partir de ahora crea en sus argucias, no caerá por INOCENTE, sino por PENDEJO.
En fin, soy el mismo viejo bolsa al que ustedes vistieron de franela roja con consignas como “10 millones por el BUSHche”; “Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo”, “Chávez te lo juro mi voto es pa Maduro”. Pero hasta aquí me trajo el río…
Me muero enfermo, Nicolás, pero no famélico en la cama como Bolívar; muero con las botas puestas, como José Martí en Boca de Dos Ríos, “de cara al sol”, clamando justicia al Dios Divino para que salve a Venezuela de esta hecatombe perpetrada por ustedes, bandidos civiles y militares que han pisoteado la dignidad de más de 30 millones de venezolanos en nombre de Bolívar.
Finalmente hago una parodia de la última proclama del Libertador: ¡Venezolanos, habéis presenciado mis esfuerzos para construir la democracia. He trabajado con desinterés, abandonando mi salud y aún mi tranquilidad. Mis últimos votos son por el retorno a la democracia, al trabajo creador, a la buena salud y educación del pueblo, a la paz de los hogares y al país próspero de ayer. Si mi muerte contribuye para que cesen los bandidos y se erradique la corrupción, yo bajaré tranquilo al sepulcro. Yo os perdono, pero al pueblo engañado y traicionado, mas no a los verdugos que me condujeron a la puerta del sepulcro! Feliz año para todos.
Atentamente,
El Año Viejo
elmayortrovon@hotmail.com

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