22.000 médicos venezolanos exiliados mejoran la salud del continente
Uno de cada 10 pacientes moría antes de ser atendido en las zonas rurales de Chile, por la larga espera; gracias a médicos venezolanos, son atendidos a tiempo
Moría uno de cada 10 pacientes esperando su cita en zonas rurales, hasta que llegaron médicos venezolanos a dedicarse a esos sectores abandonados. La pobreza y falta de servicios básicos de salud que llevó a al menos 3 millones de venezolanos a migrar, hoy resulta un beneficio para la salud de los más pobres de América Latina. Ya que ahora tienen a más de 22.000 médicos venezolanos a su servicio.
Solo en el 2017, el 40% de los médicos recién graduados migró. Y brindaron sus conocimientos y capacidades a comunidades que llevaban hasta un año en las listas de espera de en zonas rurales del resto de América Latina.
De acuerdo al Ministerio de Salud de Chile, por ejemplo, solo en diciembre de 2017, 1,6 millones de pacientes cuyas condiciones no eran potencialmente mortales estaban en la lista para consultas y 285.625 esperaban cirugía.
Con la llegada de un especialista venezolano, el hospital Mario Sánchez Vergara renovó una sala de cirugía que estaba abandonada. Hasta entonces, moría uno de cada 10 pacientes en lista de espera, en vista del largo tiempo de espera hasta obtener una cita.
Ahora, como festejo, médicos como Juan Carlos Riera, de nacionalidad venezolana, ubicado en La Calera, a dos horas de Santiago de Chile, se comprometieron a sacar a pacientes de esas listas. Para festejar que al fin llegó el día de la cita, Riera lleva bolsas de aguacates, carnes y pasteles de regalo para sus pacientes que finalmente han recibido tratamiento.
De modo que ahora los pacientes reciben no solo atención médica de calidad, sino con calidez.
Acorde más marginada era la población, más debían esperar sus habitantes. Esto afectaba particularmente a los pueblos ubicados al norte, dedicados a la minería, como en la zona sur de la Patagonia.
En el 2015 abandonó su Venezuela natal, luego de ver cómo su sueldo se vio reducido por la hiperinflación bajo el gobierno de Nicolás Maduro y tanto la falta de producción como la incapacidad para importar, hizo que sean cada vez más escasos e incluso inexistentes los suministros básicos para desempeñar su labor como médico.
No solo la escasez impulsó su exilio, sino la criminalidad. Luego del tercer asalto a mano armada en dos meses a la salida del hospital, en un país donde el porte de armas es ilegal para quienes respetan la ley, abandonó el país. No sin antes haber sufrido la incapacidad de pagar el monto exigido por los secuestradores de su hija, aun menor de edad.
Cabe resaltar que la falta de dinero afecta a todos los sectores. Para importar se requiere dólares y la devaluación del bolívar venezolano vuelve cada vez más difícil esa operación. Riera lo hacía en la frontera con Colombia mientras pudo.
En mayo del 2017 se dio el caso más icónico de médicos dispuestos a todo para conseguir medicinas para sus pacientes, fue el de una misión que cruzó el mar para ir a Trinidad y Tobago y murieron al regresar, luego que un derrame petrolero atascó su navío y luego lo hundió.
Literalmente dieron su vida por el bienestar de sus pacientes, arriesgándose a los peligros de alta mar.
Este caso fue publicado primero en Trinidad y reveló que así como ha sucedido en Cuba desde la instauración del régimen de los Castro, el socialismo en Venezuela también produjo balseros y consigo muertos.
Pues la prensa de Trinidad y Tobago reflejó que médicos como los de esta misión fallida iban con frecuencia, así como civiles que llegan en navíos improvisados buscando una mejor vida y cómo algunos mueren en el intento. El primer venezolano que murió como balsero fue en el 2015.
Y la crisis humanitaria continúa en Venezuela, por tanto el exilio se acentúa.
«Nos tiene a todos con nuestras almas colgando de una cuerda», dijo el médico Juan Carlos Riera para la plataforma de noticias financieras Bloomberg, respecto a la realidad venezolana que ahora observa desde el exilio.
Solo Colombia ha recibido más de 1 millón de venezolanos, causando así un impacto demográfico. En el sector de la salud, están mayormente en el servicio de ambulancias, que exige jornadas de hasta 24 horas seguidas y es el trabajo que menos dinero produce. Por tanto, este rubro no está en la cima de las preferencias de los colombianos. Sin embargo, para los recién llegados migrantes venezolanos resulta beneficioso, pues supera 800 veces el sueldo mínimo de su país natal.
Para Andrew Selee, presidente del Instituto de Políticas de Migración en Washington, «este es el momento de América Latina para utilizar el capital humano de Venezuela, proporcionar acceso fuera de las ciudades capitales y, mientras tanto, ayudar a los migrantes a encontrar trabajo».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario