Vestidos de negro, los manifestantes portaban carteles en los que se lee "No a la extradición a China. Carrie Lam dimisión", o "Hong Kong, ponte en pie", mientras que otros condenan la violencia policial durante las protestas en junio. Muchos han descargado su ira rompiendo el mobiliario, los cuadros y haciendo pintadas reclamando el fin de la ley de extradición. De hecho, los agentes que se encontraban en el interior del edificio se han retirado en cuanto han empezado a entrar los primeras personas ataviadas con cascos y máscaras antiguas.
La tensión matinal ha llevado al Gobierno a trasladar el acto de conmemoración del retorno a China de la soberanía sobre Hong Kong al interior del Centro de Con vencios de la ciudad, en lugar del paseo marítimo de Wan Chai, tal y como estaba previsto.
Las autoridades han aludido al "mal tiempo" para justificar este cambio. Y mientras los asistentes veían la ceremonia a través de una transmisión en vivo desde el interior del centro de exposiciones, la Policía cortaba el paso en el exterior a los manifestantes mediante la fuerza para impedir que ingresaran en el recinto.
A escasa distancia, en la céntrica zona de Admiralty, cerca de mil manifestantes, provistos con chubasqueros para la lluvia y cascos amarillos, han bloqueadoo una gran avenida tras lo que los policías les dispersaron con porras y el lanzamiento de botes de gases lacrimógenos.
Las protestas también han afectado al metro de la ciudad, que ha cerrado dos de las más concurridas de la isla principal, Wan Chai y Admiralty.
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