El gobierno festeja los 50 años de los asentamientos
El gobierno festejó el jubileo de los asentamientos judíos con una controvertida ceremonia en el asentamiento de Gush Etzion, en Cisjordania, entre voces críticas, la ausencia de delegaciones internacionales y la desvinculación de la judicatura.
“No se arrancarán más asentamientos en Israel. No es una cuestión de conexión. No desarraigaremos a judíos o árabes”, aseguró el primer ministro, Biniamín Netanyahu, durante un ostentoso acto al que asistieron parlamentarios y miembros del Ejecutivo como Naftalí Bennett, su principal socio en la coalición, ministro de Educación y el líder del partido pro asentamientos Habait Hayehudí.
Éste reclamó la aplicación de la soberanía israelí -la anexión-, sobre el territorio de Cisjordania y afirmó que “no hay un momento mejor que este, incluso si el mundo se resiste”.
“Lo superaremos. El mundo debe entender lo que el público israelí entiende, que la Tierra de Israel nunca será divida”, defendió Bennett en la ceremonia titulada “La Liberación de Judea y Samaria, Valle del Jordán y Altos del Golán” que conmemora el levantamiento del primer asentamiento.
Frente a un inmenso escenario, los participantes recibieron con aplausos las reivindicaciones sobre los vínculos judíos con Judea y Samaria (denominación judía para Cisjordania) expresadas tanto en las intervenciones como los vídeos proyectados en la ceremonia, que no llegó a completar su aforo de 4000 personas.
“He venido a celebrar los cincuenta años de la vuelta de los judíos”, dijo Menahem Zabari, residente en la colonia de Beit El, próxima a Ramallah, quien agradeció que el actual gobierno “está ayudando mucho a los colonos”.
Zabari alabó particularmente la labor de la ministra de Cultura, Miri Regev, por “hacer lo que nadie ha hecho por los colonos, como celebrar este tipo de eventos. Es la primera vez que se hace uno tan importante, tan grande”.
El programa del acto gubernamental incluía la participación del presidente Reuvén Rivlin, que finalmente no acudió a un evento rodeado de polémica al que organizaciones civiles como la ONG Shalom Ajshav (Paz Ahora) pidieron no asistir.
Con el fin de criticar el evento se reunieron decenas de israelíes en las inmediaciones del recinto, cercado por impenetrables medidas de seguridad y al que solo se podía acceder en autobús, para reclamar que “no hay razones para celebrar cincuenta años de ocupación” y lamentar que, por el contrario, “los asentamientos están arruinando a Israel”.
La presidenta de la Corte Suprema, Miriam Naor, destacó la naturaleza “controvertida” del acto estatal, y recomendó que no hubiera representación de la judicatura israelí.
Avi Gabay, líder de Avodá (Partido Laborista) y jefe de la oposición, que tampoco acudió al evento, lo calificó de “populismo barato” y lamentó los diez millones de shékeles (dos millones cuatrocientos mil euros) que se han invertido en él.
La delegación de la Unión Europea en Israel declinó la invitación y tampoco se dejaron ver representantes de embajadas internacionales que habían mostrado reticencias por celebrarse en uno de los asentamientos, a-legales de acuerdo al derecho internacional y considerados por la comunidad internacional uno de los principales obstáculos para avanzar la paz entre palestinos e israelíes. EFE y Aurora...
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