Un delincuente común que había sido excarcelado este lunes y del que se sospecha que podría haberse radicalizado en prisión ha perpetrado este martes un atentado en la ciudad belga de Lieja, al matar a dos agentes de policía y a un transeúnte antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad, que investigan el suceso como un ataque terrorista.
Así lo ha confirmado el fiscal federal de Bélgica, Philippe Dulieu, quien ha señalado en rueda de prensa que, aunque la instrucción "sigue su curso", el ataque está siendo tratado como un "delito de terrorismo". El primer ministro, Charles Michel, se ha desplazado al lugar de los hechos, así como el rey Felipe de Bélgica, el ministro del Interior, Jan Jambon, el titular de Justicia, Koen Geens, y el alcalde de la localidad, Willy Demeyer.
Las autoridades han detallado que las dos agentes asesinadas eran dos mujeres: una de 45 años, que era madre de un joven de 25, y su compañera, de 53 años, que tenía dos gemelos de 13, ya huérfanos de padre. El otro fallecido era un hombre de 22 años, estudiante de Magisterio y que iba a graduarse en las próximas semanas.
Además, hay cuatro personas heridas por los disparos, una de ellas en estado grave. Entre los heridos se encuentran también otros dos agentes de policía, que han resultado alcanzados en el brazo cuando participaban en el asalto final que ha acabado con la vida del atacante.
Un delincuente habitual de permiso
Este ha sido identificado por la agencia pública Belga como Benjamin Herman, de 36 años y procedente de la localidad de Rochefort, que habría salido la víspera de la prisión de Lantin durante un permiso que se le concedió para "preparar su reinserción".
El hombre cumplía condena por delitos menores, como pequeños robos o degradación de bienes públicos, y la agencia de noticias señala que, aunque no estaba fichado por radicalización, se trataba de un preso "marginal y violento" y que "podría haberse radicalizado en prisión".
La cadena pública fracófona de radiotelevisión RTBF asegura que estaba fichado "desde 2017 por la Seguridad del Estado" y que era "sospechoso de radicalización".
El ministro de Justicia, Koen Geens, ha confirmado, sin ratificar la identidad del sospechoso, que el individuo se había beneficiado ya de once autorizaciones de salida de la cárcel y de once permisos penitenciarios sin que se registraran incidentes.
Un ataque contra la policía
Según el relato ofrecido por la Fiscalía Federal de Bélgica, el ataque ha tenido lugar en el céntrico bulevar de Avroy, en torno a las 10:30 horas, cuando el agresor ha asestado varias puñaladas por la espalda a dos agentes de policía, para después coger sus armas reglamentarias y rematarlas a tiros.
"Está claro que el objetivo era atacar a la policía", ha recalcado posteriormente el jefe de la Policía local, Christian Beaupère, quien ha deplorado que el asaltante "ejecutó" a las dos agentes y ha insistido en que la intención era golpear "la institución, el Estado de Bélgica".
El atacante se ha dirigido entonces hacia un vehículo estacionado en la calle y ha disparado contra un hombre de 22 años que ocupaba el asiento de pasajero. A continuación, ha huido hacia el cercano instituto Léonie de Waha y se ha atrincherado en el interior, "tomando como rehenes a dos empleadas de la limpieza" del centro.
Ante la llegada de la Policía local al centro educativo, el agresor ha salido a la calle y ha abierto fuego contra los agentes, un intercambio de disparos en el que el presunto terrorista ha resultado muerto y dos policías han sido heridos. Fuentes policiales citadas por el diario local La Libre Belgique aseguran que, antes de ser abatido, gritó "Alá es grande", aunque este extremo no ha sido confirmado por la Fiscalía.
El nivel de alerta se mantiene
El primer ministro belga, Charles Michel, ha calificado el atentado de "grave" en declaraciones a la cadena RTL, antes de colgar un mensaje en Twitter en el que condena el ataque: "Violencia ciega y cobarde. Todo nuestro apoyo a las víctimas y sus seres queridos. Seguimos la situación con los servicios de seguridad y el centro de crisis", ha escrito.
Michel era ya primer ministro belga cuando el país sufrió en marzo de 2016 el mayor atentado terrorista de su historia, en el que dos comandos de yihadistas suicidas mataron a 32 personas e hirieron a otras 340 en dos ataques casi simultáneos perpetrados en el aeropuerto de Bruselas-Zaventem y en la parada de metro de Maelbeek, en el centro del barrio europeo de la capital del país.
Desde entonces, Bélgica ha sido escenario de otros cuatro ataques o tentativas terroristas, el último de ellos en agosto de 2017, cuando un hombre atacó con un cuchillo a tres militares en el centro de Bruselas antes de ser abatido por las fuerzas del orden. La propia ciudad de Lieja, muy cercana a la frontera con Holanda y Alemania, sufrió en diciembre de 2011 un tiroteo indiscriminado que dejó seis muertos y más de cien heridos, aunque la Fiscalía descartó entonces que el atacante tuviera motivaciones terroristas.
El Centro de Crisis de Bélgica ha informado que, de momento, no se plantean cambios en el nivel de alerta terrorista del país, que se encuentra en dos sobre un máximo de cuatro. El nivel subió a tres en noviembre de 2015 tras los atentados de París, orquestados en parte desde la capital belga, aunque el órgano de coordinación del análisis de la amenaza lo rebajó en enero de este año.- RTVE.es. Agencias...
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