El brote de sarampión en un condado judío de Nueva York acentúa la tensión antisemita
El brote de sarampión que se está registrando en el Condado de Rockland, a las afueras de la ciudad de Nueva York, y que afecta ya a cerca de 160 personas, ha llevado a un empeoramiento de las tensiones entre la comunidad judía ultraortodoxa que se concentra en esa zona y el resto de la población.
La gran mayoría de los contagiados son menores y el brote ha afectado especialmente a judíos ultraortodoxos, cuyos colectivos suelen tener tasas de vacunación inferiores, una circunstancia que ha desembocado en repetidas situaciones en las que se evita todo contacto con sus miembros, según apuntó el New York Times.
El diario señala que los residentes no judíos de la zona aseguran que han empezado a limpiar los asientos del transporte público antes de utilizarlos o cambiarse de acera cuando se cruzan por la calle con un judío ultraortodoxo, fácilmente identificables por su singular atuendo y estética.
"Se han hecho esto a sí mismos", dijo al medio Erica Wingate, trabajadora de uno de los comercios de la zona, que relató haber visto cómo algunos de sus clientes huyen de la tienda cuando ven a un miembro de esta comunidad tosiendo a su lado.
"Una mujer estaba comprando algo. De repente lo dejó y dijo 'vayámonos, los judíos no se vacunan'", contó Wingate.
El brote de sarampión, una enfermedad extremadamente contagiosa, llevó a las autoridades locales a declarar un estado de emergencia en el condado el pasado martes, y a prohibir que los menores de 18 años que no estén vacunados de sarampión puedan estar en espacios públicos.
La medida, afirman los líderes de la comunidad judía de la zona, pone en riesgo las relaciones entre la comunidad judía y el resto de la población, que aseguran ya eran tensas antes de la crisis del sarampión.
"Creo que ha abierto la puerta a que todos puedan decir lo que quieran. Y parece que lo plantean como si la culpa (del brote) fuera totalmente de la comunidad ortodoxa", dijo el presidente de consejo de relaciones de la Federación Judía de Rockland, Steve Gold, que subrayó varios episodios recientes de acciones antisemitas, como la aparición de grafitis de esvásticas.
En el condado de Rockland, formado por un conjunto de cinco localidades al noroeste de la ciudad de Nueva York, residen unas 300.000 personas, de las que alrededor de un 31 por ciento es población judía, según las cifras oficiales, e incluye una de las concentraciones de ortodoxos más grandes de EE.UU.
"Esta es una crisis de salud pública y es momento de dar la señal de alarma", señaló en una conferencia de prensa el jefe del Ejecutivo del condado, Ed Day, que concretó que la declaración de emergencia se extendería, por ahora, durante 30 días.
Según apuntó entonces Day, es la primera vez que esta medida se lleva a cabo en Estados Unidos y las autoridades esperan que sirva para que los padres de niños no vacunados entiendan la necesidad de hacerlo.
El responsable del condado dijo que las autoridades no van a estar persiguiendo a personas por las calles, sino que esperan que los ciudadanos cumplan con la orden.
De incumplirla, se exponen a una falta leve, con pequeñas penas de cárcel y multas, aunque insistió en que no se buscan castigos, sino que haya una reacción para detener el brote.
Preguntado por los periodistas, Day aseguró que los líderes de las comunidades ultraortodoxas están cooperando y dijo que los rabinos han hecho llamamientos públicos para insistir en que no hay excepciones religiosas a las vacunaciones.
Estados Unidos declaró en el año 2000 que el sarampión había sido eliminado en el país, pero desde entonces ha habido diferentes brotes.
En lo que va de año, se han confirmado en EE.UU. 314 casos en 15 estados, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
En 2018 hubo en total 17 brotes, los más importantes en Nueva York y Nueva Jersey, principalmente entre miembros de comunidades judías ultraortodoxas que no habían sido vacunados. EFE.-Aurora...
La gran mayoría de los contagiados son menores y el brote ha afectado especialmente a judíos ultraortodoxos, cuyos colectivos suelen tener tasas de vacunación inferiores, una circunstancia que ha desembocado en repetidas situaciones en las que se evita todo contacto con sus miembros, según apuntó el New York Times.
El diario señala que los residentes no judíos de la zona aseguran que han empezado a limpiar los asientos del transporte público antes de utilizarlos o cambiarse de acera cuando se cruzan por la calle con un judío ultraortodoxo, fácilmente identificables por su singular atuendo y estética.
"Se han hecho esto a sí mismos", dijo al medio Erica Wingate, trabajadora de uno de los comercios de la zona, que relató haber visto cómo algunos de sus clientes huyen de la tienda cuando ven a un miembro de esta comunidad tosiendo a su lado.
"Una mujer estaba comprando algo. De repente lo dejó y dijo 'vayámonos, los judíos no se vacunan'", contó Wingate.
El brote de sarampión, una enfermedad extremadamente contagiosa, llevó a las autoridades locales a declarar un estado de emergencia en el condado el pasado martes, y a prohibir que los menores de 18 años que no estén vacunados de sarampión puedan estar en espacios públicos.
La medida, afirman los líderes de la comunidad judía de la zona, pone en riesgo las relaciones entre la comunidad judía y el resto de la población, que aseguran ya eran tensas antes de la crisis del sarampión.
"Creo que ha abierto la puerta a que todos puedan decir lo que quieran. Y parece que lo plantean como si la culpa (del brote) fuera totalmente de la comunidad ortodoxa", dijo el presidente de consejo de relaciones de la Federación Judía de Rockland, Steve Gold, que subrayó varios episodios recientes de acciones antisemitas, como la aparición de grafitis de esvásticas.
En el condado de Rockland, formado por un conjunto de cinco localidades al noroeste de la ciudad de Nueva York, residen unas 300.000 personas, de las que alrededor de un 31 por ciento es población judía, según las cifras oficiales, e incluye una de las concentraciones de ortodoxos más grandes de EE.UU.
"Esta es una crisis de salud pública y es momento de dar la señal de alarma", señaló en una conferencia de prensa el jefe del Ejecutivo del condado, Ed Day, que concretó que la declaración de emergencia se extendería, por ahora, durante 30 días.
Según apuntó entonces Day, es la primera vez que esta medida se lleva a cabo en Estados Unidos y las autoridades esperan que sirva para que los padres de niños no vacunados entiendan la necesidad de hacerlo.
El responsable del condado dijo que las autoridades no van a estar persiguiendo a personas por las calles, sino que esperan que los ciudadanos cumplan con la orden.
De incumplirla, se exponen a una falta leve, con pequeñas penas de cárcel y multas, aunque insistió en que no se buscan castigos, sino que haya una reacción para detener el brote.
Preguntado por los periodistas, Day aseguró que los líderes de las comunidades ultraortodoxas están cooperando y dijo que los rabinos han hecho llamamientos públicos para insistir en que no hay excepciones religiosas a las vacunaciones.
Estados Unidos declaró en el año 2000 que el sarampión había sido eliminado en el país, pero desde entonces ha habido diferentes brotes.
En lo que va de año, se han confirmado en EE.UU. 314 casos en 15 estados, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
En 2018 hubo en total 17 brotes, los más importantes en Nueva York y Nueva Jersey, principalmente entre miembros de comunidades judías ultraortodoxas que no habían sido vacunados. EFE.-Aurora...
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